La imagen de nuestra época

Historia y fotografía. El siglo XX en imágenes.

"Podemos taparnos los oidos durante
la tormenta, y los rayos continuarán sonando. O cerrar los ojos ante la crueldad de la guerra, y las bombas seguiran cayendo. O contener la respiración para evitar la pestilencia de los cadáveres descomponiendose, pero seguiremos oliendo a culpabilidad. La ignorancia no nos exculpa". M.P.

domingo, 8 de enero de 2012

Fotografía con Historia. La Estatua de la Libertad.

 La cabeza de la Estatua de la Libertad en un parque de París, esperando su embalaje para Norteamérica. Imagen tomada por el fotógrafo francés Albert Fernique.

          Este monumento es un regalo hecho, el cuatro de julio de 1884, por el pueblo francés al de Norteamérica, en conmemoración a la alianza entre los dos países tras la Guerra de Secesión.         
          Fue el historiador francés, Edoard de Laboulaye, quien propuso en 1865 que su país hiciera un regalo conmemorativo a los Estados Unidos de Norteamérica, en ocasión del primer centenario de la firma de la Declaración de Independencia. El escultor Frederic-Auguste Bartholdi viajó a tierras norteamericanas para ver la posibilidad de realizar el monumento.
 Bartholdi, descubrió el perfecto emplazamiento para la estatua: la isla de Bedloe, en la parte alta de la bahía de Nueva York, un lugar visible para todos los barcos que acudieran al puerto.
 La elección del rostro de la estatua dio muchos quebraderos de cabeza a Bartholdi, que finalmente se decidió por darle las adustas facciones de su madre, una fanática protestante que había vuelto loco a su hijo al prohibirle casarse con la mujer a la que quería.
          Otro problema era encontrar los materiales adecuados para construir una estatua que resistiera la intemperie y, a la vez, fuera ligera para transportarla por el mar. Se inspiró en el Coloso de Rodas, y usó finas láminas de cobre. Bartholdi decidió usar delgadas láminas de cobre, material ligero y algo flexible. Para ello usó el método del repujado, que consiste en dar forma al metal martillándolo sobre moldes de madera esculpidos.
En su mano derecha, en posición elevada, la divinidad representada en la estatua porta una antorcha iluminada; en su mano izquierda, lleva la tablilla de la ley que lleva inscrita con números romanos la fecha del 4 de julio de 1776. Además, una cadena rota se encuentra a sus pies.
          La figura está hecha de un armazón de cobre de 2.4 milímetros de espesor, y su soporte es una plancha de hierro diseñada por Alexandre-Gustave Eiffel. El proceso de su elaboración requirió a Bartholdi construir un modelo de tres metros, el cual fue aumentado hasta hacer una figura de 11 metros de alto dividida en secciones.
          Cada sección fue posteriormente aumentada también y al final todas ellas fueron colocadas en su sitio en la estructura central. La Estatua de la Libertad mide alrededor de 46 metros de altura y pesa 225 toneladas.
          La estatua había de alzarse sobre un pedestal tan alto como ella, con lo que llegaría a elevarse unos 93 m sobre el nivel del suelo. El 28 de octubre de 1886, la Libertad por fin elevó su antorcha sobre su soporte.
          Para construir la estatua tuvieron que repujarse a mano unas 300 láminas de cobre, que fueron sostenidas con puntales provisionales para evitar que se doblaran, y más tarde unidas con remaches hasta dar forma a todas las partes.
          En el taller de París las gigantescas secciones de la estatua fueron creadas una por una. La solución fue hacer hueca la estatua: una cobertura sobre un armazón interior, la misma técnica usada para construir el Coloso de Rodas. Bartholdi cortó en secciones su modelo maestro, e hizo miles de mediciones cuidadosas antes de modelar en yeso una réplica de tamaño real de cada sección. Se labraron entonces moldes de madera exactamente iguales a las réplicas y con ellos se repujaron 300 láminas de cobre.
          Mientras tanto, Eiffel trabajaba en el armazón interior de la estatua, que sería la estructura de hierro más alta construida hasta ese tiempo; su revolucionario diseño se anticipó al de los rascacielos modernos: el revestimiento no es sostenido por soportes estructurales sino que flota en el armazón.
          Un costillar de hierro emerge de una columna central formada por cuatro jácenas extendidas desde la base de la estatua hasta la nuca de la misma. Unida a ella está la armadura, hecha de barras de hierro que se retuercen como resortes siguiendo la forma de la estatua. Para reducir al mínimo el contacto potencialmente corrosivo entre el cobre y el hierro, las láminas del revestimiento cuelgan sobre este esqueleto mediante soportes de cobre protegidos con un material aislante.
          Seis meses después la estatua fue desmantelada y empacada —con cada una de sus secciones numeradas— en unas 200 cajas enormes, y llevada a su destino por el carguero francés Isére.
           Reproducimos aquí las fotografías que hizo Albert Fernique en 1883.













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